EDAD MODERNA

(1492 D.C a 1808 D.C) 

Los relatores de la Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575, a García Lope de Chinchilla lo nombraban como uno de los vecinos más ilustres de su época. Sus paisanos y contemporáneos lo tenían considerado como un hombre de gran ingenio y letras. Formó parte del Consejo de los Reyes Católicos y como persona de su confianza lo enviaron al Reino de Galicia en dos ocasiones, junto a Fernando de Acuña para apaciguar aquellas tierras y poco más tarde a Vizcaya.
Después de prestar estos servicios, Lope de Chinchilla debió volver a estas tierras manchegas. Por ese tiempo debió recibir el Señorío de Ontur-Albatana como merced de los Reyes, o tal vez, los compró y como tal señor, los administró.
A su muerte, lo heredó un descendiente suyo, llamado también Lope de Chinchilla, quien lo administró hasta mediados del siglo XVI, cuando fue encausado por la Inquisición y finalmente, confiscados sus bienes por este tribunal.
Sobre el año1558, como consecuencia de la peste, el Inquisidor Salazar, se traslada desde Murcia a Hellín, se aposentó en la casa de Miguel Mateo, el cual vivía con una hija viuda de 30 años llamada Catalina Mateo.
La vida en Hellín era algo aburrida y la comida abundante en demasía, así pues, el Inquisidor Salazar se dedicaba a matar el tiempo jugando a las cartas. En cierta ocasión discutió por motivos del juego con el acaudalado Lope de Chinchilla, vecino de aquella villa y dueño de Ontur y Albatana, y a partir de ese momento sufrió una continua persecución por parte del Inquisidor, tachándole de judaizante y que le llevó a dar con sus huesos en la cárcel el día 16 de enero de 1559.
Allí estuvo hasta que en auto de fe celebrado en Murcia el 8 de septiembre de 1560 fue relajado por el motivo antes expuesto, junto con otros dos.
Según ley de entonces, todas las posesiones de los ejecutados por herejía pasaban a la Corona y en el caso que nos ocupa el Rey autorizó al Santo Oficio, que vendiera los bienes que habían pertenecido a Lope de Chinchilla para mantener dicho Tribunal.
En el año 1562, D. Pedro Zambrana Fajardo y D. Manuel Zambrana Guerrero, vecinos de Alcaraz (allegados al mencionado tribunal). Pagaron 1000 ducados de censo que como parte del pago se obligaron a dar anualmente a la Inquisición, por esta adquisición.
Pedro Zambrana en 1563 con el visto bueno del Santo Oficio de Murcia, promovió pleito para que nadie más pudiera dase en lo sucesivo remate, quedando de su exclusiva propiedad.
Así que ya tenemos dos señores más de Ontur y Albatana; el segundo Lope de Chinchilla y D. Pedro Zambrana.
Volviendo al segundo de los Lope de Chinchilla, este señor fue el primero que estableció ordenanzas para estas dos villas.
En dichas ordenanzas se establecía cómo se había de cazar, de las condiciones para el ganado, de los riegos, de la barrilla (quemada ésta, se utilizaba para hacer jabón). También se especificaba lo que se había de pagar por los productos que se criase en sus tierras, condiciones de riegos, sanciones para los infractores de las ordenanzas, importe de las mismas, según fuera de día o de noche o si era por primera vez o reincidente, repartimiento del importe de la sanción y un largo etc.
Un dato curioso era la elevada sanción que se imponía por cazar francolines. Era un ave autóctona de Aragón que fue traída aquí por su gran estima como pieza de caza, según nos informó el Sr. Pretel, son un poco mayores que nuestras perdices, pintados pardo oscuro y gamuzado; el plumaje es corto como el de las perdices, Esta pieza debía ser muy apreciada por el señor de Ontur y Albatana, ya que cualquier persona que fuere tomada cazando o matando de cualquier manera francolines en sus posesiones, tomaría la pena de 300 maravedíes por cada una de las piezas, si era la primera vez, el doble, es decir 600, si era la segunda y por tercera, la pena de cien azotes.
Los Zambrana venden en 1592 a D. Alonso de Entenza y Pacheco y a su esposa Dña. Aldonza Cascales las posesiones de ambos, Ontur, Albatana y Mojón Blanco en la cantidad de 42000 ducados de oro de 375 mvrs.
Los señores Don Alonso de Entenza y Pacheco y Doña Aldonza Cascales, otros Señores de Ontur y Albatana.
Los descendientes de estos señores, con distintos títulos nobiliarios, el de Marqueses de Espinardo, principalmente, lo conservaron hasta el año de la Redención en el 1893.